viernes, 15 de abril de 2011

YO SIGO CON LO MIO

Mil veces he empezado un post para contaros algo y nunca los termino. Ultimamante no tengo mucho don de la palabra y me cuesta escribir. Ando por aquí, siempre fiel a vuestras casas, mirando como os va y hasta comentar me cuesta, no por no tener que decir, si no por esta tostada que tengo que con este verano repentino que nos ha llegado como que ando un tanto aplatana. Sigo librando batallas con mi hija. Cada día una historia nueva. Ahora es la moda de no comer. Envidio a los niños que veo que comen bien, envidio a esas madres con sus bocadillitos, o su bollicao me da igual, en el parque y esos niños que se lo comen con un gusto, viendoles disfrutar. Mi hija sufre cada vez que tiene que comer. Se la pasa preguntandome si ya tenemos que volver a comer. Que lastima, pienso yo, cuando la veo poner caras de suplicio al sentarse a la mesa, con lo rico que es comer. Pues no soy capaz a transmitirle que comer es uno de los mayores placeres que hay en la vida. Ella lo ve como un castigo. Y yo me maravillo cuando se come un petitsuis para merendar. Cuando me junto con otras madres y niños de su edad y los veo tomarse un bocata, un yogurt y un zumo flipo. Nunca ha sido una gran comilona, siempre ha estado muy delgadita, siempre he tenido problemas al comprale un pantalón, pero viendo que últimamente no me come nada me da por pensar que la va a pasar algo, que le va a faltar alguna vitamina, que la puede entrar anemia, mil paranollas que me hacen seguir intentandolo e intentandolo. La he comprado palillitos de colores para pincharselo en la comida y hacerlo más divertido. He intentado hacer la comida en forma de animales. A trocitos, en pures, en sopas... Miles de zumos, comprados, caseros... Frutas con nata que le encanta, chocolate... Siempre llevo comida encima, por si la entra hambre. Si me come poco y encima estamos en el parque y dice que tiene hambre aprovecho. Siempre la voy ofreciendo de todo. Y su respuesta siempre es NO. Un suplicio. Nadie lo sabe bien. Pero lo que más me preocupa es que aunque intento enseñarla de mil maneras el que coma, el que disfrute con la comida ella está muy asustada. Se sienta a comer y a la tercera cucharada de lo que sea la entra un agobio grandísimo, se asusta y la dan como arcadas, se echa a llorar suplicandome que no quiere más y a mí me parte el corazón verla así. No me enfado con ella, intento tener mil de paciencia con ella. La gente cuando lo cuento no se lo cree y cuando me ve sentarme a la mesa con ella y ven la reacción que tiene flipan. Y es para verlo. No la obligo, la dejo ir, que se la pase y cuando la veo calmada pruebo otra vez a darla otra cosa. Pero echas cuentas y al cabo del día come muy poco. No es normal. He decidido el apuntarla al comedor el año que viene en el cole. Que la enseñen a comer, ya que yo no lo consigo. En fin, toda madre hemos de encontrar ayuda en donde no logramos encontrar el equilibrio con nuestros hijos y este es mi gran problema con ella. Por lo demás esta muy bien. Muy contenta con su cole, con sus amigas, con su profe. Yo sin novedades, currando como siempre y tanto que trabajo hasta el sabado de Semana Santa. Con la crisis los empresarios aprovechan y en donde deberian haber 2 personas currando hay una explotada, pero es así y si te gusta bien y si no ya sabes. Una pena. Vuelve a azotar despues de 3 meses de tranquilidad las enfermedades a mi familia. Y aunque me hacen llorar y sufrir en algunos momentos, me siento fuerte y eso es lo que les quiero tranmitir para que no se me hundan y consigan salir de estas pruebas que te pone la vida y que te hacen ver todo desde un punto de vista diferente, valorando cada segundo con tu gente, con tu entorno, contigo mismo. Lo superará, porque si no lo supera, la vida en general me decepcionará mucho, porque me quitará un pedazo importante de mi y por eso me aferro a que será un bache, que se curará y seguira cogida de mi mano como siempre ha hecho y siempre haremos juntas. Tengo 32 años, un marido maravilloso, una hija preciosa guapa a rabiar, pero que se hace grande y M no hace más que pedirme tener otro niñ@, para él lo ideal hubiera sido el tener otro muy seguido de la niña pero a mi no me apetecia, luego vino la crisis y tuve que cambiar de trabajo. El empezar en otro sitio te crea inestabilidad, siempre ando con miedo a que me despidan, aunque estoy bien, pero sin tiempo para nada. He preferido disfrutar de mi hija el poquito tiempo que me queda a tener 2 muy seguidos y no poderles dedicar nada de tiempo y sentirme más agobiada si cabe. Ahora que mi niña tiene 4 años M no deja de pedirmelo y tiene razón, no niego que me gustaría tener otro hijo pero.... me da pereza. Ahora que mi hija se levanta sola por las noches hace pipi y se vuelve a acostar sin llamar a nadie, ahora que ya ha dejado de ser un peligro la escalera de la casa, ahora que ya se las pasa horas jugando sola con sus muñecas, ahora que se viste dejandola la ropa preparada... me da pereza. Esa independencia te da en cierto modo una libertad y volver a empezar me agota tan solo de pensarlo. Pero M tiene razón, si lo dejamos correr ya no tendremos más, porque la pereza se hará mayor, pero mi trabajo me absorve mucho también y cada mes cuando hay que bajar a la farmacia a comprar los anticoptivos me encuentro con el dilema, ¿y si las dejo? ¿y si no? Me da miedo por el trabajo, por si sienta mal y sigo un mes más, y otro, y otro. Hemos hablado del tema, pero yo sigo posponiendolo, aunque me gustaría tener más hijos, no veo el momento. El mes pasado M se enfadó conmigo. Le tengo decepcionado. Él quiere ser padre otra vez y yo sigo poniendo medios. Le vi tan decepcionado cuando vio que no había dejado las pastillas que mis explicaciones con el trabajo, el dinero, horarios imposibles, bla, bla, bla no le sirvieron. -¿Qué me estás contando?- Me dijo- Sabes bien que el dinero es lo de menos, que mejor o peor saldremos adelante, que el trabajo lo tendrán que entender, que a nuestra niña la va a venir muy bien, que disfrutaremos el doble con otro chiquitín por casa, que tenemos todo comprado de la niña, que me encantaría tener otro ya, porque si pasa más tiempo el que no va a querer seré yo. Cuando terminé mi cajita de anticoptivos y volvió a plantearseme el lema de seguir tomandolos o escucharle a él... decidí que ya no bajaria a la farmacia. A ver que pasa. Lo malo. Ando acojonada. No se, es dificil tomar una decisión así. Mi hija vino de rebote y ya está, en una parada que hice con unas pastillas que me daban efectos secundarios. Pero hacerlo a conciencia, el ir a quedarte embarazada... me da un poco de respeto. Pero ya no hay vuelta atrás, ya llevo 2 semanas sin tomar precauciones y en la media de 3 meses fue lo que tardé con mi hija en quedarme embarazada y esta ya veremos. Ya os contaré. Lo bueno... sigo sin fumar. 4 meses llevo ya y aquí la menda no piensa volver ni harta vino. Estoy muy concienciada y más ahora que puede que seamos dentro de poco 4 en casa. Me encuentro genial, con 4 kilos de más, pero estupenda, mi ropa huele a limpio, mis dientes están blancos, yo me siento liberada al dejar un habito tan dependiente y hemos ahorrado en estos 4 meses lo equivalente a irnos 3 días en un minipuente en mayo nada más ni nada menos que a Londres. Asíque me piro con mi marido, escapada para los dos solitos, (la niña se va a la playa con sus abuelos). Deseando estoy de que llegue el momento de escaparme con mi hombre, de cogerme de su brazo y conocer una nueva ciudad que nos tiene locos por conocerla. De reirme con él por cualquier absurda anecdota que nos surja, de viajar, de dejar esta rutina del día a día que a veces nos tiene fritos, de despejarme. Pufff creo que hoy he contando un montón.... Jajajaja, o me paso meses sin hablar o aquí os dejo toda esta retaila. En fin, que me voy de finde, que como dice Carn es San Viernes. Feliz finde a todos. (He intentado dejar espacios al escribir y se me empeña en publicarlo todo de carrerilla. Siento que haya sido un post dificil de leer)

Datos personales